sábado, 10 de mayo de 2008

Apología al sexo

Pequeño ensayo que hice hace unos meses, aún le falta depuración

Apología al sexo

Fundamentalmente hablando acerca de la sangre y otros lujos entré en razón a fuerza de caer de cómo obviar la vida, de esa amalgama de deshechos y gloria que alfinal de su suspiro se vuelve vicio...
Así entendí cómo tus maneras son limpias, son un ensayo estético de ese respiro vacío. He comprendido tu sed, tu hambre y tu sudor, mientras, desgarro con mis dientes al humilde parroquiano que otros invocan como sutileza.
Me di a la tarea de eliminar tu abolengo, de combatir por una flor, sin haberme percatado (nunca) que por la extensión de la pelea ya se encontraba marchita.
Y he lidiado con tus ropas... ¡ah! Cómo he luchado por nunca verlas, y la risa que emites mientras clavo agujas agujas en mis ojos; -Soy el espectáculo de lo grotesco.-
Y más he notado cómo devoras lo destinado a ser vida, es ese egoísmo que brilla con la tarde porque el Sol es egoísta y muere para darnos la esperanza de cometer nuevos pecados.
Veo el sexo y su tosca mueca que dice ser sonrisa, y cómo el aire huye humillado de mis pulmones. Por eso y otras razones de poca importancia ahora me dedico a inventar la sangre (A,B,AB,O), y examinar cada gota para luego posarla sobre su cara y privarla de un respiro más.

Una vez más -reitero- no respiro, solo inhalo en búsqueda de olvido. Su olor, por más que lo evito, ensancha mis comesuras, y se asemeja ligeramente a la hediondez del amor...
Siempre me intrigó el nihilismo de esos sacerdotes de la nefasta Venus, sus conspiraciones, sus lios -la estupidez antes de morir.-
Si hiciésemos el catálogo de nuestro amor no llevaría nombres sino momentos.. esos momentos en que fuimos tan ingenuos para pensar que éramos los únicos, cuando en retrospectiva nos avalanzábamos (sin duda alguna) a los brazos de lo vulgar.
Y todo esto con el objeto de poseer una vida más, porqué no nos hemos dado cuenta que ya todos fenecimos.

Es simple deducir porque disvariamos tanto, si un burdo arrullo nos tranquiliza hasta dormir, ¿O es Ella tan terrible que no nos permite descansar, es su hedor tan pestilente que nos acosa aún en los más íntimo, aún cuando huimos Ésta nos desvirga en silencio?

Una noción importante es la culpa...
¿Nosotros? Por no pasarnos ya ha décadas atrás el filo de la navaja, por habernos embotado de ese tufo nauseabundo que mana de nosotros mismos.
O a una deidad muerta para el que fuimos un largo pesado juego y fuimos condenados a ver nuevos rostros, según el poeta Hesíodo.
¿Cómo somos tan henchidos de orgullo, para concebir algo tan cruel como una reencarnación o vida eterna, mejor veamos el ocaso del día o de nuestra vida y durmamos hoy.
Porque en esta desilusión que llamamos vida nunca ganamos, solo perdemos, no lloremos por la realidad sino regocijemonos en la verdad en que finalmente vencemos a la traidora vida, porque al fin podremos extraer ese valioso semen que es el silencio. Porque se acallarán los labios y veremos que ese sonido no es un suspiro sino un treno, y ese olor agrio nunca fue razón para empezar y que esto no es más que una una larga pasión.

Aplaudamos a los estóicos, a los hedonistas, a los cínicos y a cualquier pensador porque con su brebaje embrutecedor nos quitaron la esperanza de la muerte, y seamos duros e injustos con las Moiras y su lento trabajar, por ese hilvanado tan sosiego que parece eterno y esas tijeras chatas que no pueden más cortar, y así.. talvez, y solo así, se nos conceda el grato favor que nuestro nombre sea borrado del Libro de la Vida...

No hay comentarios: